Mi pinche cuñada es, además de zorra y puta, una traicionera. Desde que me casé con su hermana, no faltaba momento en que la muy puta me insinuara cosas, o cuando estaba a solas se me aprontara con ropa provocativa, jugueteando e insinuando que quería una cogidita conmigo. Yo siempre la evadí, pero hace unos días en que me esposa salió de viaje, llegué a casa cansado del trabajo, cené cualquier cosa y me fui a la cama… Cual va siendo mi sorpresa que la muy cabrona de mi cuñada me estaba esperando en la cama, desnuda, con las piernas abiertas y descaradamente me dijo “de esta ya no te vas a escapar, chiquito”. Yo me quedé mudo y viéndola, pero la muy zorra se me acercó y empezó a besuquearme a tocarme mi pene y… ¡pa’ que les cuento lo demás, si ya se lo imaginarán!
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